jueves, 2 de agosto de 2012

MEDITACION




La meditación es la atención pura y absoluta sin asirse a nada.

Hay tres pasos en la meditación: DESPEJAR LA MENTE, OBSERVAR LA MENTE y DOMESTICAR LA MENTE.

Despejar la mente
Su finalidad es acallar el torrente de pensamientos que fluye en nuestra cabeza.

La primera de ellas es la que se explica en concentración sobre contar respiraciones. La frontera entre concentración y meditación es muy difusa...
Otra meditación es concentrarse de la misma manera en los latidos del corazón. Para ello, debe tomarse el pulso. Pero con el tiempo, sentirá su corazón.

La última que propongo es contemplar las nubes, una hoguera, el mar o lo que te guste. No tienes que buscar sentido a lo que ves, ni buscar pautas, ni juzgar. Sólo hay que mirar, sin más. Cuando un pensamiento aparezca en la mente, vuelve a mirar. Eso es todo. Nada menos que eso.

Observar la mente
Aquí, el objeto de la meditación son los propios pensamientos.

La primera meditación es contar pensamientos. No se debe entrar en el contenido, sino simplemente contarlos. Lleva la cuenta, nada mas. Puede ser que no aparezca ninguno, en ese caso, disfruta del momento. La finalidad del ejercicio es que te des cuenta que los pensamientos son cosas, nada mas.

Otra meditación es darse cuenta de cómo se encadenan los pensamientos. Ahora hay que entrar en el contenido del pensamiento y ver cómo un pensamiento lleva a otro y este a otro y así toda la cadena. No hay que implicarse, sólo observar como se desarrolla el proceso.

Domesticar la mente
En esta página vamos a tratar sólo de la relajación y de la visualización. Hay mas, pero son más complicados y extensos de explicar.

En la relajación, partiendo del ejercicio de relajación anterior, hay que profundizar. En cierta manera se parece a la autohipnosis.
Imagina que frente a ti hay una escalera. Tiene diez peldaños y empiezas a bajarlos. Con cada peldaño que bajas, estás más y más relajado, hasta llegar al último en el que estás totalmente relajado. Ahora ves una puerta y la abres.

Allí te encuentras en un paisaje a tu elección. Debes imaginarlo con todos los sentidos, como el truco del limón. Si imaginas una playa, tienes que verla, oír el mar y las olas, sentir el olor a algas y yodo y notar la arena y la brisa marina, así como el sol en tu piel.
Para la visualización, la técnica mas sencilla es jugar con colores.

Aprende a crear una pantalla mental. Será como una pantalla de cine en la que proyectes lo que quieras. Para empezar, vamos a calibrarla: píntala de rojo, luego de verde, luego azul claro, azul oscuro, naranja, amarillo, etc.

Haz combinaciones de dos colores. Luego haz formas simples: triángulos, cuadrados, círculos de colores, etc. También puedes atreverte con tres dimensiones... Tu imaginación pone el límite.

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